Julio Dittborn

Hay que mejorar la calidad de la política

Mucho se habla sobre el título de esta columna en estos días. Cuando el país vive conflictos políticos de importancia...

Por: Julio Dittborn | Publicado: Martes 14 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Julio Dittborn

Mucho se habla sobre el título de esta columna en estos días. Cuando el país vive conflictos políticos de importancia, se genera interés en mejorar la calidad de la política. Cuando vuelve la paz, poco de oye hablar de este tema. ¿Pero, qué queremos decir exactamente con mejorar la calidad de la política?


Me parece que lo primero es que todos los políticos reconozcamos que hoy la política nos interesa a nosotros y a una minoría en el país. En estos tiempos, en que las ideologías han perdido importancia, en que mucha gente no podría señalar diferencias importantes entre gobiernos de la Concertación y de la Alianza, muchos chilenos se han alejado de la política. En este contexto de desinterés por la política, las peleas y descalificaciones de los políticos se interpretan como cuestiones personales y no producto de la defensa de propuestas en favor del interés común. Es decir, la gente cree que es un show para ganar prensa. Como consecuencia, el desprestigio generalizado de los políticos. Aquí estamos hoy.

Si lo anterior es cierto, ¿por qué no nos hemos dado cuenta de esto y corregido nuestro actuar? Por varias razones. Primero, porque trabajamos entre adeptos (partidos y militantes) y ellos presionan por ideas claras y fuertes, en defensa de las ideas de nuestro sector (y en contra de las del otro). La gente que no participa en la política no influye sobre nosotros. Lamentablemente esta realidad lleva a que no siempre seamos capaces de resistir las presiones para hablar duro y claro, y entonces contribuimos a promover el conflicto, pues palabras sacan palabras. Los políticos muchas veces estimamos que esta realidad es un costo necesario para obtener cupos y para gozar de la confianza (y votos) de los adeptos más definidos. Estos adeptos definidos son muy importantes, porque son la base de los votos para asegurar nuestra elección. (En los sistemas electorales proporcionales -que muchos en la Concertación desean revivir- se exacerba esta tendencia de los políticos a hablarle sólo a sus votantes más duros pues se requieren menos votos para ser electos).

Además los políticos existimos (electoralmente hablando) sólo a través de los medios de comunicación y a estos les interesa (casi siempre) promover el conflicto para aumentar las ventas. Los políticos sabemos que si opinamos en forma ponderada y razonable, los medios no se interesan. En consecuencia, el incentivo perverso para existir y ser electo es enfatizar las diferencias (si es las con el propio partido o coalición, mejor, más noticia). Lamentablemente muchos hemos actuado así en más de alguna oportunidad.

En suma, para mejorar la política necesitamos políticos que salgan reelectos si les hablan a las grandes mayorías, políticos que lleguen a grandes acuerdos con sus adversarios, políticos que sientan que el éxito de cualquier gobierno es su propio éxito y necesitamos medios que sepan balancear la noticia con el contenido. ¿Tendremos esos hombres, mujeres y medios hoy en la política para mejorar su calidad?

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